Por: AFONSO BENITES
Cómo el
empresario J. Hawilla creció y se aproximó a los poderosos del fútbol brasileño.
En una
entrevista en mayo de 2007, el empresario de márketing deportivo José Hawilla
decía con orgullo que solo había una receta para su éxito: "trabajar
honestamente y no hacer negocios sucios". En aquella ocasión, cuando
facturaba cerca de 500 millones de dólares al año con su empresa Traffic,
respondía a las preguntas de los periodistas del sitio Jornalistas & Cia
sobre la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) de Nike, cuyo foco eran
los negocios de la Confederación Brasileña de fútbol (CBF).
Exactamente
ocho años después, el nombre de Hawilla vuelve a aparecer destacado en la
prensa, pero, en esta ocasión, por haber confesado su papel como corruptor. Por
medio de Hawilla, el Departamento de Justicia de Estados Unidos descubrió que
José Maria Marin, expresidente de la CBF y actual dirigente de FIFA, recibía un
soborno anual de dos millones de reales (unos 630.000 dólares). El dinero fue
pagado supuestamente por la empresa Traffic para conseguir contratos de
transmisión de partidos de la Copa de Brasil, el segundo torneo de clubes más
importante del país.
Obsesionado
por los números, fan del Sudoku (un juego de lógica) y de la numerología, el
supersticioso empresario no suele hacer negocios en meses que sean múltiplos de
cuatro —abril, agosto y diciembre—. Hawilla también cambió su nombre de pila
por la letra J y fue reportero y presentador deportivo de las televisiones
Globo y Band. Se apartó de las cámaras en 1980, cuando comenzó su carrera de
empresario al adquirir Traffic, una compañía que se dedicaba a la publicidad en
las paradas de autobús.
En pocos años,
su negocio cambió y se expandió. Pasó a invertir en carteles publicitarios en
los estadios de fútbol. Fue el precursor de este negocio que dio el puntapié
inicial a su megaempresa de marketing deportivo. No tardó en aproximarse a la
CBF y negociar con las confederaciones de fútbol de las tres Américas la compra
de los derechos de transmisión de decenas de torneos internacionales, entre los
que sobresale el Mundial de Fútbol del año pasado en Brasil. Hoy, la empresa de
Hawilla es responsable de los derechos de la Copa América de Chile, de la Copa
Libertadores, la Sudamericana y las eliminatorias de la Confederación
Centroamericana y Caribeña de Fútbol (Concacaf). Directivos de estos torneos se
hallan entre los detenidos en la operación que ha revelado el esquema de
corrupción de la FIFA.
En Miami,
donde, según confesaba a amigos, se trataba de problemas de salud, el
septuagenario Hawilla ha firmado un acuerdo con los agentes estadounidenses
para evitar su ingreso en prisión. Investigado por fraude y blanqueo de dinero,
el empresario brasileño autorizó el embargo de 151 millones de dólares de su patrimonio
para recuperar una parte del dinero desviado. Al menos 25 millones de dólares
ya han sido aprehendidos.
El dueño del fútbol
Hawilla llegó
a ser conocido como "el dueño del fútbol brasileño". La CBF pasó a
profesionalizar su departamento de fútbol a partir de los sistemas de
transmisión propuestos por el empresario y amplió sus beneficios con los
patrocinios de compañías privadas. Antes, dependía de las aportaciones
públicas.
La influencia
de J. Hawilla también permitió a la entidad que representa el fútbol brasileño
firmar millonarios acuerdos de suministro de material deportivo con la empresa
Nike, caso que fue investigado por una Comisión Parlamentaria de Investigación
en los años noventa.
La empresa de
Hawilla es responsable de los derechos de la Copa América de Chile, de la Copa
Libertadores, la Sudamericana y las eliminatorias de la Concacaf
Este dinero le
franqueó las puertas de la Confederación Brasileña. Era común que aconsejara en
la toma de decisiones al todopoderoso Ricardo Teixeira, que permaneció 23 años
al frente de CBF. Entre conocidos de ambos circula la información de que fue
Hawilla quien inventó al técnico Dunga y al coordinador técnico Jorginho, que
estuvieron al mando de la selección canarinha en el Mundial de Sudáfrica de
2010. En una conversación con Teixeira, justo tras la derrota del Mundial de
Alemania de 2006, el empresario habría comentado que lo ideal sería crear un
dúo de entrenadores tapón para la selección, compuesto por dos exjugadores sin
mucha experiencia. Si el experimento no funcionaba, deberían convocar a Luiz
Felipe Scolari para el puesto. La historia ha probado que el período de Dunga,
que volvió a la selección en 2014, fue más amplio de lo esperado por la pareja
Hawilla-Teixeira.
Los contratos
con la CBF lo aproximaron no solo a los directivos, sino también a celebridades
y políticos, como los presentadores Fausto Silva (Faustao) y Milton Neves, el
exgobernador de São Paulo José Serra, el exalcalde de São Paulo Gilberto Kassab
y el exministro de Deportes, Orlando Silva. Uno de los tres hijos de Hawilla,
Stefano, está casado con la modelo y presentadora de televisión Isabella
Fiorentino.
Más comunicación
En paralelo a
su empresa de márketing, Hawilla también dirige la carrera de jugadores, vende
palcos en el estadio del Palmeiras y tiene tres clubs de fútbol: en Estados
Unidos (el Miami FC), en Brasil (el Deportivo Brasil) y en Portugal (el Estoril
Praia). El primero contó en su momento con uno de sus futbolistas, el delantero
Romario. El segundo, que únicamente fue fundado para comprar y vender a
jugadores, se encuentra ahora en la segunda división del campeonato Paulista.
El tercero participa en la primera división portuguesa.
Además,
Hawilla posee en la provincia de São Paulo cuatro emisoras de televisión
afiliadas a Globo, la mayor red televisiva del país y que transmite la mayoría
de los campeonatos de fútbol comercializados por Traffic. Hawilla también ha
sido dueño de medios de comunicación impresos. Uno era el Diário de São Paulo y
otro la Rede Bom Dia (que circulaba en los cuatro municipios paulistanos en los
que también era dueño de sus televisiones). Todos estos medios han sido vendidos.
El abogado que
defiende a Hawilla, José Luis de Oliveira Lima, no ha respondido a las llamadas
de este diario. En una entrevista concedida al diario Folha de S. Paulo, el
letrado ha afirmado que su cliente vive libremente en Estados unidos, desde donde
colabora con todas las investigaciones.
El hombre que
un día proclamaba que era honesto y se quejaba de que su vida había sido
invadida por una comisión de investigación ("que ni siquiera había
descubierto una multa de tráfico", afirmaba), es ahora una de las piezas
clave de una de las mayores investigaciones contra la corrupción en el fútbol.
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Fuente: http://www.elpais.com
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