Por: EWALD SCHARFENBERG
El jefe de la
Federación desde hace 28 años fue detenido el miércoles de madrugada en Zúrich,
junto con otros seis dirigentes.
"Si creen
que hay corrupción, que pongan las denuncias", desafió en 2013 Rafael
Esquivel, el jerarca del balompié venezolano detenido el miércoles en la
madrugada en Zúrich, Suiza, junto con otros seis dirigentes.
Cíclicamente,
cada tres años con la llegada de la campaña electoral para la presidencia de la
Federación Venezolana de Fútbol (FVF), se abría la temporada de denuncias
contra Esquivel. Al mando de la Federación desde 1987, toda clase de
suspicacias se acumularon en torno al caudillo del fútbol. Pero, aún así y casi
por arte de magia, se las arregló para mantenerse invicto a lo largo de diez
elecciones, con frecuencia ratificado por unanimidad.
De origen
canario —nació en Tenerife en 1946—, Esquivel, que trabajó como ejecutivo medio
en bancos, terminó por construir un emporio comercial en Margarita, la isla
turística al oriente de Venezuela, donde también practicó fútbol amateur. Desde
allí se catapultó como dirigente regional del deporte. Llegó a ser el segundo
de otro caudillo de la Federación, René Hemmer, quien dirigió la entidad con
mano de hierro por varios años. A la muerte de Hemmer, Esquivel se hizo del
control de la Federación, con la misma vocación vitalicia de su predecesor.
Si bien la
hegemonía en la pasión popular por los deportes la detentó el béisbol a lo
largo del siglo XX, la globalización y el ascenso de algunos talentos de
exportación —con Juan Arango, exjugador del Mallorca, en cabeza— dieron un
impulso al fútbol en Venezuela. El dinero de grandes patrocinantes —como la
filial venezolana del BBVA— empezó a fluir hacia ese deporte, en especial, para
la selección nacional, la vinotinto. El programa Goal de Fifa y sus millonarias
subvenciones apuntaron a Venezuela como destino.
El apogeo de
Esquivel como dirigente del fútbol se data en 2007, cuando en Venezuela se
celebró la Copa América. Entonces, como ahora se revela en la trama de la venta
de los derechos de televisión, fue la ocasión de grandes negociados. La
fidelidad de Esquivel al paraguayo Nicolás Leoz, antiguo mandamás del balompié
suramericano y quien maniobró para otorgar la sede a Venezuela, recibió
recompensa en marzo de 2015, tras ser nombrado primer vicepresidente de
Conmebol, la confederación de fútbol en el subcontinente.
Uno de los
casos emblemáticos de irregularidades en el manejo federativo fue el del Centro
de Alto Rendimiento (CAR). Concebido como una suerte de cuartel general para
las selecciones nacionales, se empezó a construir en 2001 con fondos de Fifa y
de la petrolera estatal Pdvsa. Aunque debió completarse en 2003, solo se
inauguró en 2013, en su primera etapa. Durante la construcción, se supo además
que el centro había sido edificado sobre un terreno del que Esquivel era
propietario y que vendió a la Federación que él mismo dirigía.
Este mismo
miércoles el Comité de Ética de la FVF anunció que, siguiendo los reglamentos,
suspendía a Esquivel del cargo por 90 días. En el comunicado difundido al
respecto, la Federación se dice confiada en que "el desarrollo de un
procedimiento justo y transparente (...) indefectiblemente resultará favorable
a nuestro Presidente". Como interino en el puesto ha quedado Laureano
González, vicepresidente del organismo, un antiguo crítico de Esquivel al que
este –como hizo con muchos adversarios a través de los años- supo ganar para su
bando.
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Fuente: http://www.elpais.com
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